Kulning: El canto que despierta los bosques

Publicado el 22 de agosto de 2025, 14:14
Jonna Jinton

En lo profundo de los bosques nórdicos, donde el viento susurra secretos antiguos y los lagos reflejan cielos que parecen eternos, existe un canto que no pertenece al tiempo moderno. Se llama Kulning, y es más que una técnica vocal: es un puente entre el alma humana y la naturaleza.

 

Un eco ancestral

Kulning es un canto tradicional sueco, utilizado por mujeres en las regiones rurales para llamar al ganado desde largas distancias. Pero su función práctica se disuelve ante su belleza: es un canto que resuena en las montañas, que atraviesa el aire frío como si despertara a los espíritus dormidos del bosque.

Las notas agudas y sostenidas del kulning no solo guían a los animales, sino que parecen invocar memorias olvidadas, como si cada vibración contuviera un fragmento de mitología escandinava.

 

Voz como ritual

Cantar kulning es un acto de comunión. La voz se convierte en ritual, en ofrenda. No hay micrófonos ni escenarios, solo el cuerpo humano enfrentando la inmensidad del paisaje. Es una forma de meditación activa, donde el canto se convierte en extensión del entorno.

En tiempos antiguos, se creía que los sonidos podían proteger contra espíritus malignos o atraer fuerzas benévolas. Kulning, con su tono casi sobrenatural, parece cumplir ambas funciones.

 

Mujeres, montaña y magia

Tradicionalmente cantado por mujeres, el kulning también representa una forma de poder femenino enraizado en la tierra. Es la voz de la guardiana del bosque, la pastora de lo invisible, la que conoce los caminos entre los árboles y los nombres de los vientos.

Hoy, artistas como Jonna Jinton han revivido esta tradición, llevándola al mundo digital sin perder su esencia. Su canto, grabado entre lagos helados y auroras boreales, nos recuerda que la belleza no necesita traducción.

 

Kulning en el presente

En un mundo saturado de ruido, el kulning ofrece silencio entre notas. Es un llamado a reconectar con lo esencial, a escuchar no solo con los oídos, sino con el corazón. Es música sin artificio, sin producción, sin ego. Solo voz y paisaje.

 

Vivir como un eco del bosque

Si el kulning es un canto que despierta la naturaleza, Jonna Jinton es su encarnación viviente. Su vida, tejida entre hielo, silencio y luz nórdica, es una extensión del canto mismo: una existencia que vibra con el ritmo del bosque.

 

El regreso a lo esencial

En 2010, Jonna dejó la ciudad y se mudó a Grundtjärn, un pequeño pueblo sueco con menos de una decena de habitantes. Allí, entre cabañas de madera y lagos helados, comenzó a construir una vida que muchos considerarían austera, pero que ella convirtió en arte.

Su día a día está marcado por rituales simples: encender velas, caminar descalza sobre la nieve, pintar con pigmentos naturales, y cantar al viento. Cada acción parece una ofrenda al paisaje, una forma de honrar lo que otros han olvidado.

 

Arte en movimiento

A través de sus videos, Jonna transforma lo cotidiano en poesía visual. No hay guiones ni efectos especiales, solo la verdad del momento: el crujido del hielo, el vuelo de un cuervo, el reflejo de la luna en el agua. Su estilo de vida se convierte en un mensaje silencioso: la belleza está en lo simple, si aprendemos a mirar.

 

Espiritualidad y conexión

Jonna no habla de espiritualidad en términos dogmáticos, pero su vida está impregnada de ella. El kulning, el arte, la naturaleza… todo forma parte de un tejido invisible que conecta lo humano con lo eterno. En sus palabras y gestos hay una reverencia por lo sagrado, por lo que no se puede explicar pero sí sentir.

 

Vivir como canto

Así como el kulning se proyecta hacia el horizonte, Jonna proyecta su alma hacia el mundo, sin perder sus raíces. Su estilo de vida no es una huida, sino un regreso: al origen, al silencio, al canto que todos llevamos dentro.