
En las tierras donde el sol apenas roza el horizonte y el viento canta en lenguas olvidadas, vivía una joven de ojos como el hielo y voz como la niebla.
Su nombre se perdió en el tiempo, pero los ancianos la llaman la Hechizada, la que fue Trøllabundin.
Dicen que nació bajo una luna llena, cuando los espíritus del bosque danzan entre los abedules.
Desde niña, hablaba con los cuervos, escuchaba los susurros del agua, y cantaba melodías que hacían llorar a las piedras.
El llamado del bosque
Una noche, mientras el pueblo dormía, la joven siguió el canto de una voz que no era humana.
La guiaba hacia el corazón del bosque, donde los árboles se curvaban como si rezaran, y el aire olía a magia antigua.
Allí, encontró un círculo de piedras y una canción flotando en el aire.
No era música, era un hechizo.
Una invocación que hablaba de libertad, de alma sin cadenas, de amor por lo invisible.
Ella cantó. Y al cantar, se convirtió en parte del bosque.
Su voz se mezcló con el viento, y desde entonces, cada vez que alguien escucha Trøllabundin, siente que algo dentro despierta.
El legado de la Hechizada
No se sabe si la joven volvió al pueblo.
Algunos dicen que se convirtió en bruma, otros que vive entre los árboles, esperando que alguien más escuche el llamado.
Pero su canción quedó.
Una melodía que no pertenece a ningún idioma, pero que todos entienden.
Una canción que no se canta con la boca, sino con el alma.
La canción Trøllabundin, cuyo título significa “Hechizada”, es interpretada por la artista feroesa Eivør Pálsdóttir, una de las voces más profundas y místicas de la música nórdica contemporánea. Aqui la letra traducida al español.
Hechizada estoy,
El hechicero me ha encantado, me ha encantado.
Hechizada desde lo más profundo de mi alma.
En mi corazón arde un provocativo fuego, un fuego provocativo.
Hechizada estoy,
El hechicero me ha encantado, me ha encantado.
Hechizando la raíz de mi corazón, la raíz de mi corazón.
Mis ojos observan fijamente hacia donde el hechicero estuvo...